En el segmento de los monovolúmenes de gran tamaño, el Ford S-Max, es uno de los más deportivo, por no decir el único. Ofrece un comportamiento dinámico bastante bueno en todo momento. Su línea es muy actual, con un diseño de carrocería musculoso, destacando los paragolpes delantero y trasero, que son bastante pronunciados, y otorgan un aspecto muy deportivo. Todo esto, es un plus a la hora de adquirir el vehículo, sin olvidarnos, que es un coche con el que podemos viajar cómodamente y con espacio para toda la familia, destacando las múltiples funciones de practicidad y modularidad que son factibles de realizar en dicho monovolúmen. Combinado con un diseño interior, bastante futurista, actual y atractivo. Parece que Ford, no solo ha pensado en padres de familia, también está destinado a la juventud con exceso de carga.
En esta prueba, realizamos el test a la motorización 2.0 TDCi de 163 CV (origen Peugeot), es decir, la variante diésel más potente del modelo. Lo más destacable es la escasa rumorosidad que emite. Resulta muy silencioso para ser impulsado por combustible de gasóleo. Por contra, dicho propulsor resulta brusco. La entrega de potencia, se realiza a bajas revoluciones. El Par máximo de 340 Nm hace entrada a partir de 1.750 r.p.m, siendo muy corto el recorrido, de esta curva de potencia, ya que la mayor fuerza se entrega hasta las 3.250 r.p.m, por lo tanto, en trayectos de arranca y para, nos resultará violento, aunque, por supuesto, la respuesta es estupenda.
Las prestaciones son fantásticas para un vehículo de estas características, es decir, pesos y dimensiones. La aceleración de 0-100 km/h se consigue en 10,2 segundos, alcanzando una velocidad máxima de 202 km/h. Cifras, más propias de una berlina, que de un modelo de este segmento. Como novedad, en conjunto con el motor dos litros diésel, el monovolúmen americano, equipa el cambio automático de doble embrague y seis velocidades, denominado, "Powershift". Este cambio de última generación, funciona bien, aunque no llega a la eficiencia de otros cambios automáticos que hay en el mercado. Resulta rápido cuando aceleramos con intensidad, pero notamos con facilidad el paso de una relación a otra. Algo que resulta incómodo en muchas circunstancias, y sobre todo, en muchas ocasiones, echaremos en falta las reducciones por nosotros mismos, ya que, si no circulamos en modo deportivo, éste aguantará demasiado alguna que otra relación larga, privándonos, hasta pasados unos instántes, de salir con rapidez y agilidad.
Comportamiento
Sorprendente. Así podríamos resumir lo que ha demostrado el S-Max cuando se circula con el. Antes de ponernos a sus mandos, lo primero que nos viene a la cabeza, es la idea de probar un vehículo lento, poco ágil y con balanceos que dificulten el manejo rápido del coche. Pero nada más lejos de la realidad. El S-Max se comporta muy bien en todos los aspectos. Conduciendo por carretera es el lugar por el que mejor se comporta, ya que ofrece un confort elevado, y una agilidad impropia de un monovolomún de grandes dimensiones. Al tomar curvas cerradas a gran velocidad, los movimientos de la carrocería brillan por su ausencia. Ya no sólo en vías rápidas se comporta de forma eficaz, su uso en carreteras serpenteadas es fácil, ofreciendo una respuesta inmediata, siempre teniendo en cuenta, que no es un coche para practicar una conducción demasiado deportiva.
Por otro lado, nos encontramos con su entorno más problemático, la ciudad. Y es que la longitud del S-Max no facilita las maniobras en grandes ciudades. Si es cierto, que equipa numerosas ayudas, como el sistema de alerta de obstáculos al aparcar, tanto en la parte posterior como delantera, incluso, nuestra unidad de pruebas, equipaba una cámara de visión trasera, aunque la pantalla en la que ésta era reflejada, resultaba algo escasa. No obstante, la dirección es suave para este tipo de circunstancias del día a día, y cuya dureza, va incrementandose a medida que elevamos la velocidad, proporcionado un tacto más firme y directo.
InteriorPor otro lado, nos encontramos con su entorno más problemático, la ciudad. Y es que la longitud del S-Max no facilita las maniobras en grandes ciudades. Si es cierto, que equipa numerosas ayudas, como el sistema de alerta de obstáculos al aparcar, tanto en la parte posterior como delantera, incluso, nuestra unidad de pruebas, equipaba una cámara de visión trasera, aunque la pantalla en la que ésta era reflejada, resultaba algo escasa. No obstante, la dirección es suave para este tipo de circunstancias del día a día, y cuya dureza, va incrementandose a medida que elevamos la velocidad, proporcionado un tacto más firme y directo.
Todo el habitáculo resulta muy moderno. El acabado escogido, ha sido el "S", es decir, el deportivo, que incluye panel de mandos en aluminio, y el salpicadero forrado en cuero, al igual que la tapicería, con costuras en color rojo. La línea, es atrevida y futurista, quizá demasiado para algunos públicos, resultando un poco extravagante, aunque, "para gustos, los colores".
Resulta espacioso en ambos lados del interior, tanto delante como detrás. eso sí, la postura de conducción no es la mejor. Cuesta acoplarse a tal medida, incluso con el sistema eléctrico de regulación. En muchas ocasiones, resultaba demasiado elevada dicha postura, algo que le confiere una muy buena visibilidad por todo el entorno exterior, pero si nuestra estatura es media alta, nos parecerá incómoda.
Por supuesto, la capacidad de maletero es muy amplia. Otorga más de 800 litros, y algunos huecos muy prácticos bajo el suelo de éste. Con los asientos abatidos, el espacio de carga es mucho mayor, ya que se sitúa en 2.100 litros de capacidad, por lo que podemos aprovechar, y mucho, el coche. Eso sí, nos veremos obligados a viajar con tan solo dos ocupantes.
Conclusión final
El S-Max, se presenta como un coche destinado a encandilar a aquellos que necesiten espacio. Que viajen con frecuencia en compañía de los suyos, y la capacidad de carga, sea uno de los requisitos para ello. Pero todo esto, sin tener que renunciar, a la posibilidad de practicar, aunque solo sea, de vez en cuando, una conducción dinámica rápida y divertida, acompañada de un diseño, de los más atractivos del mercado. Siendo, además de los más económico, y mejor situados, en cuanto a equipamiento y prestaciones se refiere.
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