Diseño
Algunos detalles que distinguen el nuevo modelo son el paragolpes delantero, la luz de marcha diurna compuesta por diodos luminosos, las llantas de diferente diseño, los nuevos colores para la carrocería —«Azul Majorelle» y «Blanco Nacarado»— y que el techo se puede decorar con pegatinas con distintos motivos. En el interior hay nuevas tapicerías y materiales de recubrimiento. Los cambios también afectan a las versiones «GT» y «Renault Sport».
Habitabilidad
Los cambios más importantes de equipamiento del modelo de 2012 son que puede tener una cámara trasera de ayuda al aparcamiento de poca resolución pero útil en las maniobras , ayuda al arranque en pendiente y un sistema «Visio System» compuesto por un dispositivo de cambio automático de luces cortas a largas y por otro de alerta por cambio involuntario de carril. Ambos funcionan mediante la información que recibe una cámara ubicada tras el espejo retrovisor interior.
La alerta por cambio involuntario de carril es un elemento útil para evitar despistes mientras se conduce. La forma que tiene de avisar de que el coche está abandonando las líneas que delimitan el carril es un pitido configurable en intensidad hay cinco niveles y sensibilidad del aviso.
Que el sistema avise pitando tiene el inconveniente de que alerta a todos los ocupantes, normalmente de forma innecesaria. El cambio automático de luces cortas a largas y viceversa es, como en todos los coches que he probado, mejorable. Este sistema en el Mégane tarda mucho en reaccionar, sobre todo cuando hay un vehículo delante circulando en el mismo sentido.
Motores
Las modificaciones más importantes están en los motores. Este Mégane es el primer modelo de Renault en estrenar el motor de gasolina de 1,2 litros y 116 CV. Es de inyección directa y tiene sobrealimentación mediante turbocompresor, distribución variable y bomba de aceite de capacidad variable. Su denominación oficial es «Energy Tce 115 S&S». Una peculiaridad de este motor es que da la potencia máxima a solo 4500 rpm, algo completamente inusual el un motor de gasolina; solo recordamos uno más sorprendente en este sentido: el BMW 114i, que da su potencia máxima a solo 4000 rpm.
Lleva un sistema de parada y arranque automático del motor («S&S») durante las detenciones que funciona adecuadamente. Es suave al arrancar el motor y suficientemente rápido.
Hemos probado un Mégane Berlina con este motor. Su funcionamiento es suave y silencioso en una utilización a ritmo normal y responde rápidamente a cada movimiento sobre el acelerador. Sin embargo, no es un motor muy bueno por su respuesta. Así, por ejemplo, no tiene el empuje del motor 1.4 TSI de 122 CV del Grupo Volkswagen, sobre todo a bajo y alto régimen. La capacidad de aceleración de, por ejemplo, un Audi A3 con ese motor es superior.
Si lo comparamos con el motor tricilíndrico del Ford Focus, 1.0 EcoBoost de 100 ó 125 CV, la aceleración es similar en los dos modelos. El Focus solo tiene ventaja en el dato de recuperación desde marchas largas, ya que se beneficia de unos desarrollos menos largos, sobre todo en sexta velocidad. En el Mégane, en una conducción normal, sin buscar cambios de ritmo grandes, es frecuente tener que recurrir a la quinta o incluso a la cuarta para obtener una respuesta ágil.
El motor 1.2 Tce de 116 CV es una alternativa al «Energy dCi 110». Es Diesel, de 1,5 litros de cilindrada y tiene 110 CV. Reemplaza al de idéntica cilindrada y potencia que tenía el modelo anterior, pero es distinto tiene muchas de las soluciones técnicas que lleva el motor de 1,6 litros Diesel descrito más abajo.
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