Han pasado casi treinta años desde el lanzamiento del Lancia Delta, un modelo que cosechó importantes éxitos comerciales y deportivos en la década de los 80/90, logrando varios Campeonatos del Mundo de Rallyes. Tras la etapa del Delta de Giugiaro llegó una segunda edición, derivada del Lancia Dedra, que no tuvo tanta repercusión en nuestro mercado y que, sin embargo, aportaba una mayor carga tecnológica en su interior.
Ya en la etapa más reciente de nuestra historia, la marca ha pasado por una situación algo complicada, con una gama muy escasa y con muy poca oferta de modelos, especialmente en el terreno de los compactos donde milita el Delta.
La línea del nuevo modelo es muy particular, diferente a todo lo que estamos acostumbrados, pero con ese toque de personalidad, elegancia y distinción que sabe aportar la marca italiana. Destaca su frontal llamativo con una rejilla cromada prominente a la que acompañan unosgrupos ópticos de última hornada, de los que llevan integrada una fila de diodos LED que hacen las funciones de luz de día y que aportan una dosis de distinción al modelo.
Llama la atención su lateral con una marcada cintura, muy en la línea de lo que hace Seat con sus Altea, León y Toledo, con gran distancia entre ejes, techo descendente desde la parte central de la carrocería y que termina en una trasera original, con una luna posterior curvada, unos originales pilotos formados por conjuntos de diodos Led que marcan la anchura de la carroceria.
Destaca el cuidado que ha puesto la marca italiana en el diseño de las partes inferiores de la carrocería, que cuenta con unas protecciones plásticas en toda la zona inferior, situadas de forma discreta, de tal forma que no interfieren con el diseño y sin embargo resultan muy prácticas a la hora de protegerse de los clásicos golpes de aparcamiento en ciudad.
Interior funcional
Nada más abrir la puerta del Delta nos damos cuenta de que nos resulta familiar y nos suena bastante su diseño. No es exactamente igual que el del Fiat Bravo, pero si sigue las mismas pautas de diseño. De él toma el salpicadero –revestido con diferentes materiales-, el cuadro de instrumentos –mostrado con diferente serigrafía de los relojes-, mandos de luces, sistema de audio y navegación, etc.
Lo que sí llama la atención especialmente, es el tapizado de los asientos, que sigue la tradición de la marca en este apartado, incluyendo también la espectacular tapicería “Poltrona Frau” conocida en los modelos altos de gama de la marca italiana.
Con unas dimensiones bastante generosas para inscribirse en el segmento de los compactos, 4,52 m de longitud (19 cm más que el Bravo) y 2,70 de batalla (10 cm más) , se sitúa sin duda entre los grandes de la categoría (incluso es más largo que un Altea XL).
En las plazas delanteras no hay problema de espacio, mucha anchura y espacio holgado, aunque ausencia de huecos prácticos para dejar pequeños objetos. Volante regulable en altura y profundidad, asientos cómodos con mucho mullido, aunque no sujetan tanto como esperábamos (en configuración de cuero, porque las variantes de cuero/Alcantara sujetan bastan te mejor). Tampoco nos ha convencido el diseño de los reposacabezas delanteros, muy estrechos y curvados –convexos- que tienden a sacar la cabeza fuera de su contorno. Son muy duros de mullido y se mantienen siempre en contacto con la nuca, empujando literalmente hacia delante.
La cosa cambia bastante en las plazas posteriores. Cuentan con buen acceso gracias a unas amplias puertas y con gran ángulo de apertura, disponen de una anchura razonable y ofrecen excelente espacio para las piernas de los ocupantes. De hecho, es el rasgo más destacable y significativo del modelo italiano, que permite desplazar la banqueta posterior en proporción 60/40 y en 16 cm. Esta configuración contribuye a disfrutar de una comodidad propia de una gran berlina, con 85 cm para las piernas en el caso de la posición más retrasada. Además, los respaldos posteriores se pueden inclinar hasta 25 grados, convirtiendo las plazas traseras en un sofá rodante.
En el caso contrario, apenas disponemos de 70 cm para las piernas detrás, pero, a cambio, nos encontramos con un maletero de excepcionales dimensiones. Y todo ello, con sólo tirar de una pequeña palanca en la base del asiento. La capacidad “normal” del maletero es de 380 litros en su configuración mínima, pero puede llegar hasta 465 en caso de desplazar la banqueta posterior al máximo. No nos ha convencido mucho su boca de carga, de aproximadamente un metro de anchura, muy redondeada y con una bandeja difícil de acoplar.
Comportamiento y Mecanica
Lancia pretende con el Delta arrancar clientela en segmentos muy diferenciados, como son los compactos, berlinas, familiares e incluso monovolúmenes compactos. Para ello parte de una plataforma muy grande, con bastante distancia entre ejes que permite gran capacidad interior. Delante recurre a un sistema McPherson con amortiguadores de dureza regulables en opción y de un sencillo eje torsional que no roba mucho espacio al maletero y que no interfiere el confort de marcha.
No cuenta con elementos revolucionarios, aunque sí dispone de tecnología innovadora en el segmento y en la marca, como es el sistema de amortiguación regulable (promete una mejora en la capacidad de frenada y aumento en el confort de marcha), un sistema de control de estabilidad que anuncia la función de autoblocante electrónico y una dirección asociada al sistema de cambio involuntario de carril (funciona entre 65 y 180 km/h) que entrega hasta 2,8 Nm de par para contrarrestar el giro, similar a los que hemos conocido recientemente en el Passat CC o en el nuevo Honda Accord. En opción nos ofrece un techo panorámico de grandes dimensiones, diversos sistemas de navegación y audio e, incluso, un sistema ayuda al aparcamiento automático, en la línea del que ofrece VW, capaz de aparcar solo (necesita 5,7 metros de espacio), 1,2 metros respecto a la longitud total del coche.
Aunque no conocemos los precios oficiales del modelo, los responsables de la marca anuncian que se estructurarán entre 20.000 y 30.000 euros, dependiendo de la motorización y el nivel de terminación elegida–Argento, Oro y Platino-. En todos los niveles se ofrecerá de serie 6 airbags, llantas de aleación de 16 pulgadas, sistema de control de estabilidad ESP, climatizador automático, sistema de control de crucero,tapicería en Alcantara y ordenador de viaje.
Inicialmente la gama arrancará con dos motores de gasolina sobrealimentados de 1,4 litros de capacidaden dos variantes de potencia, 120 y 150 CV, este último con turbocompresor de geometría variable. Más adelante, hacia la primavera de 2009 llegará el otro motor de gasolina, el 1.8 DI Turbojet (inyección directa) de 200 CV de potencia, con sistema de distribución variable en admisión y escape. Estará asociado a una caja de cambios automática de 6 velocidades con posibilidad de manejo secuencial. Todos los motores prometen unos intervalos de mantenimiento cada 35.000 km para reducir el coste de utilización.
En Diesel la oferta será más amplia desde el principio, con unidades de 1.6, 1.9 y 2.0 litros de capacidad. Arranca con el económico 1.6 Multijet de 120 CV, que proporciona buenas prestaciones y unas cifras de consumo muy razonables. Durante la primera toma de contacto por los alrededores de Turín, a un ritmo vivo, el ordenador nunca subió de 7,1 l/100 km. De momento se ofrece con caja manual de 6 relaciones, aunque en breve se ofrecerá con un cambio Selectronic de seis velocidades que anuncia rebajar los niveles de CO2.
El escalón siguiente está conformado por el 1.9 Twin Turbo, que anuncia nada menos que 190 CVgracias al empleo de dos turbocompresores, uno compacto de baja inercia que actúa hasta 1.800 rpm y otro de mayores dimensiones que funciona en solitario a partir de 3.000 rpm. Entre medias, en la zona más interesante de funcionamiento, actúan los dos conjuntamente (entre 1.800 y 3.000 rpm), de forma que la entrega de par es descomunal, con 400 Nm a 2.000 rpm y 300 Nm a sólo 1.250 rpm. Además, promete un consumo combinado de 5,7 l/100 km y unas emisiones de CO2 de 149 g/km.
Curiosamente hay un dos litros Diesel Multijet de 165 CV, dotado de filtro de partículas y nuevo turbocompresor, que resulta agradable, aunque no es muy contundente en la entrega de potencia, especialmente en la zona baja del cuentavueltas.
En líneas generales el Delta resulta cómodo y práctico, especialmente para el uso intensivo de las plazas posteriores, que gozan de más espacio que la media de sus posibles competidores. Nos esperábamos un poco más de él, sobre todo por ese gran lapso de tiempo de inoperatividad en el segmento. Los acabados están bien en general, pero no deslumbran y la tecnología empleada es moderna, pero no de última hornada. Sí es cierto que es un coche muy original, algo diferente, pero no es una excepción entre el nutrido grupo de modelos disponibles. Por cierto, de ecología, lo justo (ningún motor se encuentra –de momento- por debajo de los 120 g/km), ausencia de sistema Start/stop, neumáticos de baja resistencia a la rodadura, nada de sistemas híbridos, gas natural, etc.
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