Skoda opta por la discreción en su imagen en la segunda parte del ciclo de vida de su incombustible Octavia. La imagen apenas ha cambiado salvo en cuestión de pequeños detalles tales como un suavizado y estilizado frontal muy al estilo del Skoda Superb donde los grupos ópticos han incrementado su tamaño e incluyen de serie las luces de xenon adaptativas, la parrilla ha sido rediseñada, mientras las tomas de aire han sido sobredimensionadas con vistas a mantener intacto su aire deportivo. La zaga por su parte permanece prácticamente inalterada, a excepción de las ópticas que incluyen una ligera modificación.
También se mantiene la decoración exterior con el ya clásico anagrama V RS, mientras que a los específicos colores de la carrocería blanco, rojo, plata, amarillo y negro, se suma un nuevo gris antracita metalizado.
Habitabilidad

En el caso de que nos pasajeros necesitan de portar abundante equipaje cuenta con un amplio y generoso maletero que parte con una capacidad de 585 litros como para no plantear problema alguno al espacio de carga.
El puesto de conducción destaca por unos asientos con los laterales sobredimensionados para facilitar una mayor sujeción aparte de contar los reglajes adecuados a nuestra talla. Volante, pedales y cambio cuentan con una ubicación correcta dado que se encuentran muy al alcance de la mano.
El puesto de conducción destaca por unos asientos con los laterales sobredimensionados para facilitar una mayor sujeción aparte de contar los reglajes adecuados a nuestra talla. Volante, pedales y cambio cuentan con una ubicación correcta dado que se encuentran muy al alcance de la mano.
Mecánica

En cualquier caso las mecánicas por las que se ha optado por animar al RS del Octavia superan ya la normativa Euro V sobre emisiones de gases contaminantes dispuesta para 2010.
Asociado a dichas mecánicas ofrecen de serie un cambio manual de seis relaciones, aunque de manera opcional puede incorporar un automático DSG también de seis desarrollos, aunque con levas de accionamiento manual, que generan una mayor diversión en marcha.
Dotado de turbo e inyección directa, este gasolina se muestra enérgico y contundente desde las 2.000 hasta las 5.000 vueltas. Un detalle que casi nos hace olvidarnos del cambio cuando circulamos por autopista. Mientras que cuenta el trazado se retuerce su empleo se convierte en todo un ejercicio placentero – en mayor medida en el DSG – dada la precisión del mismo, que aunque cuenta con desarrollos largos es acertado en su escalonamiento.
Tan líneal y refinado como su hermano gasolina se muestra el 2.0 TDi de 170 CV, cuyo cambio manual de seis velocidades, muestran unos largos desarrollos en quinta y sexta velocidad.
Seguridad
Desde luego el Skoda RS divierte por su permisivo control de estabilidad – que engloba las funciones del ABS, distribución de la frenada, control de tracción y la dirección activa -, ya que incrementa sobremanera su agilidad en marcha. No obstante cuando superamos el límite de adherencia, el más deportivo de la gama Octavia responde con un ligero subviraje.
Los frenos también responde a las exigencias esperadas y aunque en circuito adolecen de la fatiga propia en un terreno para el que no han sido concebidos, fuera su comportamiento es notable, pues al buen tacto de pedal se suma un comportamiento bastante consistente ante un uso intensivo de los mismos.
Los frenos también responde a las exigencias esperadas y aunque en circuito adolecen de la fatiga propia en un terreno para el que no han sido concebidos, fuera su comportamiento es notable, pues al buen tacto de pedal se suma un comportamiento bastante consistente ante un uso intensivo de los mismos.
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