Con todo, son dos coches con una personalidad extraordinaria que forman parte de ese grupo de vehículos especiales, diferentes y atractivos que gustan a los más osados. Poco convencionales, los dos se colocan en el segmento de los crossover. No son dos TT, ¡desde luego que no!, ni son dos simples utilitarios. Son dos vehículos de características especiales, con motores potentes con tracción a las cuatro ruedas y buenas prestaciones, que los convierten en coches que no pasan desapercibidos y que llamarán la atención de todo aquél que los vea pasar. Vehículos que podremos utilizar en nuestros quehaceres cotidianos y en nuestro tiempo de ocio, pero siempre con un toque de exclusividad. Sea como sea, estamos seguros que, si sigues leyendo, te encantarán.
Mini Countryman Cooper S All4: 7,3
Nissan Juke 1.6 Turbo 4x4: 7,6
Diferencias
Por estética y concepto, se desmarcan de la mayoría. El Juke rompe moldes con un estilo y diseño muy particular y con un potente motor de cuatro cilindros en línea, cuatro válvulas por cilindro, inyección directa, turbo, 1.618 c.c., 190 cv a 5.600 rpm. y tracción total. El Mini prácticamente coincide con su rival en cilindrada (1.598 c.c.), en el número de cilindros, en el de las válvulas por cilindro, en disponer de turbo, en el tipo de inyección, en la tracción integral… es decir, en casi todo en lo que a configuración técnica se refiere. Solo la potencia varía de los 190 cv del Juke a los 184 cv a 5.500 rpm. del Mini. Tan diferentes y tan iguales. Porque también en lo que respecta al cambio coinciden en disponer ambos de una caja automática con convertidor de par, aunque en el caso del Nissan, de variador continuo.
Como vemos, las configuraciones de los propulsores son muy similares, el tipo de tracción también y las potencias están cercanas. Así que su comportamiento será muy parecido ¿no? Veremos.
Como vemos, las configuraciones de los propulsores son muy similares, el tipo de tracción también y las potencias están cercanas. Así que su comportamiento será muy parecido ¿no? Veremos.
Mas grandes de lo que parecen
Tenemos ganas de saber cómo se comportarán en los diferentes tipos de terrenos por los que vamos a realizar este enfrentamiento, pero también pensamos que, siendo el tipo de coches que son, todo aquél que no haya tenido oportunidad de estar dentro de ellos tendrá curiosidad por saber si el Juke es más amplio que el Mini, si las plazas traseras son “de verdad” o si los maleteros son suficientemente amplios. En el Juke, los asientos delanteros son amplios y cómodos, aunque cuesta encontrar la posición ideal del respaldo y quizá vendría bien algo más de sujeción lateral. La posición de conducción es correcta y la altura al techo amplia para poder conducir bastante alto, tipo off road.
El cuadro de instrumentos es completo y con un diseño que sigue un poco las líneas del coche. Hay puntos mejorables como el que para accionar el botón del ordenador de abordo se tenga que acceder entre el volante y que esté ubicado bajo los relojes. En la consola encontramos la pantalla táctil del navegador, del equipo de música, del teléfono y de la cámara trasera de aparcamiento. Todo ello de serie en la versión probada. Sin duda, un punto a favor del Juke. Bajo la pantalla, descubriremos el “Nissan Dynamic Control” que dispone también de una pequeña pantalla que comparte la climatización con la posibilidad de cambiar la respuesta de algunos aspectos del coche, según activemos el modo “Climate” o “D Mode” Este último permite cambiar a modo Normal, Sport o ECO, dando información según la opción escogida por el conductor.
El acceso a las plazas traseras es correcto pero éstas no destacan especialmente frente a las de la competencia ni frente a las de su rival de hoy. Tampoco el espacio de carga del maletero le permite superar al del Countryman. La consola central que separa los dos asientos delanteros y en la que descansa la palanca del cambio automático, dispone de varios espacios portaobjetos, está pintada del mismo color del coche y, como no, ofrece un diseño diferente y atrevido. No faltan tomas auxiliares y diversos huecos.
El cuadro de instrumentos es completo y con un diseño que sigue un poco las líneas del coche. Hay puntos mejorables como el que para accionar el botón del ordenador de abordo se tenga que acceder entre el volante y que esté ubicado bajo los relojes. En la consola encontramos la pantalla táctil del navegador, del equipo de música, del teléfono y de la cámara trasera de aparcamiento. Todo ello de serie en la versión probada. Sin duda, un
El acceso a las plazas traseras es correcto pero éstas no destacan especialmente frente a las de la competencia ni frente a las de su rival de hoy. Tampoco el espacio de carga del maletero le permite superar al del Countryman. La consola central que separa los dos asientos delanteros y en la que descansa la palanca del cambio automático, dispone de varios espacios portaobjetos, está pintada del mismo color del coche y, como no, ofrece un diseño diferente y atrevido. No faltan tomas auxiliares y diversos huecos.
Muy buenos para todo
No sabíamos qué hacer. ¿Los metíamos directamente por caminos de tierra a ver cómo iban? No, primero por ciudad y carretera. Por la urbe cualquiera de los dos es una opción fantástica. Buena respuesta, agilidad, dimensiones contenidas, buen radio de giro. Casi todo son ventajas. Tan solo un consumo mejorable (especialmente en el Mini) pone la nota menos positiva. Tampoco van nada mal por carretera. Especialmente en las viradas. En ese tipo de vías, ambos sacan a relucir sus mejores argumentos, gracias a unos motores potentes y unas suspensiones acordes para ofrecer un buen rendimiento.
El Mini se desenvuelve de maravilla en las zonas en las que las curvas se suceden. Una buena respuesta del motor, especialmente en la zona alta del cuentarrevoluciones, y un comportamiento dinámico excelente, le permiten ser muy eficaz en este tipo de carreteras. Es intuitivo, entra en las curvas con mucha precisión y la estabilidad es magnifica. No es tan radical y nervioso como sus hermanos “pequeños” pero sigue siendo muy efectivo. La tracción total le da un plus en las zonas deslizantes y ofrece una sensación de seguridad excelente. El Countryman utiliza un sistema de acoplamiento electrohidráulico que en condiciones normales no manda fuerza al eje posterior pero que en caso de pérdida de adherencia varía el reparto de par entre ambos ejes, pudiendo llegar a mandar hasta el 100% de fuerza a uno de los ejes en casos extremos.
El Juke no se queda atrás. Mientras que el sistema de tracción integral automática (AWD) puede enviar par a las ruedas traseras hasta un reparto máximo de 50:50, con el sistema TVS (Torque Vectoring System) todo el par que llega al eje trasero puede tener un reparto entre ruedas de 0/100. El propulsor del Juke ofrece una muy buena respuesta y una rápida reacción al pedal del acelerador, algo más marcada en la configuración “Sport” pero, al final, se ve bastante penalizado frente a su rival por el cambio con variador continuo que, si bien no implica ningún problema, sí que da la sensación de que esté “patinando el embrague” y que tarde en progresar. Pero solo es una sensación porque el Juke consigue realizar los 0-100 km/h en 8.4s, frente a los 8.3s del Mini.
Dinámicamente también mantiene el tipo frente al Countryman, aunque en los cambios de apoyo parece tener algo más de balanceo. No obstante, la suspensión es bastante firme. Pese a ello, la entrada a los virajes y la precisión para “colocar” el morro es menos precisa que en el Mini. Ambos disponen de una buena frenada y, por supuesto, de las ayudas y sistemas de seguridad como el ABS, control de tracción, de estabilidad y distribución electrónica de frenado.
En zonas rápidas el Juke se encuentra muy a gusto y aprovecha el buen aplomo general y un tarado de suspensión firme pero no radical. Fuera del asfalto se atreven con situaciones en las que con otros vehículos sufriríamos, pero ambos tienen limitaciones, no hay que engañarse. La tracción total y unos motores potentes permiten que se pueda disfrutar de ellos en caminos de tierra pero, ojo, en caminos en buen estado y lejos de muchos desniveles o zonas muy “rotas”. Los dos dejan “acercarse” al off road por su tracción total y ofrecen mayores prestaciones que las de un turismo sin ese tipo de tracción y concepto a la hora de desplazarse por carreteras en mal estado o deslizantes. Y eso ya es un plus.
El Mini se desenvuelve de maravilla en las zonas en las que las curvas se suceden. Una buena respuesta del motor, especialmente en la zona alta del cuentarrevoluciones, y un comportamiento dinámico excelente, le permiten ser muy eficaz en este tipo de carreteras. Es intuitivo, entra en las curvas con mucha precisión y la estabilidad es magnifica. No es tan radical y nervioso como sus hermanos “pequeños” pero sigue siendo muy efectivo. La tracción total le da un plus en las zonas deslizantes y ofrece una sensación de seguridad excelente. El Countryman utiliza un sistema de acoplamiento electrohidráulico que en condiciones normales no manda fuerza al eje posterior pero que en caso de pérdida de adherencia varía el reparto de par entre ambos ejes, pudiendo llegar a mandar hasta el 100% de fuerza a uno de los ejes en casos extremos.
El Juke no se queda atrás. Mientras que el sistema de tracción integral automática (AWD) puede enviar par a las ruedas traseras hasta un reparto máximo de 50:50, con el sistema TVS (Torque Vectoring System) todo el par que llega al eje trasero puede tener un reparto entre ruedas de 0/100. El propulsor del Juke ofrece una muy buena respuesta y una rápida reacción al pedal del acelerador, algo más marcada en la configuración “Sport” pero, al final, se ve bastante penalizado frente a su rival por el cambio con variador continuo que, si bien no implica ningún problema, sí que da la sensación de que esté “patinando el embrague” y que tarde en progresar. Pero solo es una sensación porque el Juke consigue realizar los 0-100 km/h en 8.4s, frente a los 8.3s del Mini.
Dinámicamente también mantiene el tipo frente al Countryman, aunque en los cambios de apoyo parece tener algo más de balanceo. No obstante, la suspensión es bastante firme. Pese a ello, la entrada a los virajes y la precisión para “colocar” el morro es menos precisa que en el Mini. Ambos disponen de una buena frenada y, por supuesto, de las ayudas y sistemas de seguridad como el ABS, control de tracción, de estabilidad y distribución electrónica de frenado.
En zonas rápidas el Juke se encuentra muy a gusto y aprovecha el buen aplomo general y un tarado de suspensión firme pero no radical. Fuera del asfalto se atreven con situaciones en las que con otros vehículos sufriríamos, pero ambos tienen limitaciones, no hay que engañarse. La tracción total y unos motores potentes permiten que se pueda disfrutar de ellos en caminos de tierra pero, ojo, en caminos en buen estado y lejos de muchos desniveles o zonas muy “rotas”. Los dos dejan “acercarse” al off road por su tracción total y ofrecen mayores prestaciones que las de un turismo sin ese tipo de tracción y concepto a la hora de desplazarse por carreteras en mal estado o deslizantes. Y eso ya es un plus.
Final
En nuestra opinión, estamos frente a dos coches nada vulgares, con unas características que los hacen muy especiales y para gente que aprecie la exclusividad, el diseño y la polivalencia. Estéticamente ambos son espectaculares y con estilo propio. Técnicamente reúnen un gran número de argumentos para que nos sintamos atraídos por ellos y difícilmente nos decepcionarán en este aspecto. El Mini Countryman está, a nuestro modo de ver, un paso por delante del Juke en su conjunto. Sin matizar en ningún aspecto, la valoración global es favorable al Mini. Pero el Juke tiene un arma casi infalible frente a su rival: el precio.
El Countryman Cooper S All 4 cuesta 33.924 €, a los que hay que añadir el coste de personalizarlo con los extras de que disponía nuestra unidad de serie y que especificamos en las fichas de equipamiento. Por su parte, el Juke cuesta 24.250 €, con el equipamiento de la unidad probada. La diferencia es notable, especialmente si al Mini se le equipa “a tope”. Pero también hay que tener en cuenta que la calidad, el tacto y la eficacia del Countryman es superior. La elección no es fácil porque cada uno de ellos ofrece razones contundentes para ser el elegido. Te quedes con el que te quedes, te encantará.
El Countryman Cooper S All 4 cuesta 33.924 €, a los que hay que añadir el coste de personalizarlo con los extras de que disponía nuestra unidad de serie y que especificamos en las fichas de equipamiento. Por su parte, el Juke cuesta 24.250 €, con el equipamiento de la unidad probada. La diferencia es notable, especialmente si al Mini se le equipa “a tope”. Pero también hay que tener en cuenta que la calidad, el tacto y la eficacia del Countryman es superior. La elección no es fácil porque cada uno de ellos ofrece razones contundentes para ser el elegido. Te quedes con el que te quedes, te encantará.
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