lunes, 11 de febrero de 2013

Renault Twingo 1.2 TCE, pequeño si, pero sin limitaciones.


El Twingo ha dejado de ser un revolucionario y un rebelde. Ahora Renault apuesta por la calidad para vender el coche más pequeño, en tamaño, de su catálogo. El nuevo Renault Twingo es, por méritos propios, la referencia del segmento.


Este Twingo podría ser, perfectamente, el coche de Daniel Diges, nuestro representante en Eurovisión. Efectivamente, ‘algo pequeñito, algo chiquitito’, pero con una vitalidad, una fuerza y una calidad prácticamente insuperables. Ese es el cambio de rumbo que ha querido imprimir Renault en un coche paradigmático, ya que, como todos, intentan multiplicar el espacio para que un coche pequeño por fuera esté optimizado al máximo para dar el mayor espacio posible a ocupantes y su equipaje.


Todavía resuena en nuestras cabezas la fresca y dinámica publicidad con la que el Twingo primigenio llegó a nosotros. ‘Al abuelo se la ha ido la perola… ola, ola’, decían unos nietos sonrientes, entusiasmados porque el abuelo se había comprado un Twingo. Un guiño familiar y atrevido, haciendo ver que esta nueva creación valía lo mismo para un roto que para un descosido, lo mismo para jóvenes que buscan un primer coche que para los no tan jóvenes que buscan algo sencillo, que no simple. A pesar de que sigue siendo lo más funcional posible, ha perdido con la remodelación aquel reclamo publicitario que nos intentaba vender la idea de que los asientos se convertían en una cómoda cama. Y es que un servidor alquiló uno una vez y tras unas cuantas decenas de miles de ovejas en el contador decidí irme a un hotel.


Anécdotas pasadas al margen, nos encontramos un producto de gran calidad, renovado, mirando más al mañana que al ayer, pese a detalles, guiños al pasado, como seguir utilizando las peculiares manetas para abrir las puertas que utilizaba el primer Twingo de la historia. Sin embargo, una simple ojeada, tanto al exterior como al interior, nos hacen ver que la historia ha cambiado, ¡vaya si ha cambiado! Es cierto que su línea exterior se ha estandarizado, casi podemos decir que se ha vulgarizado un poco, respondiendo a cánones más tradicionales que los que utilizaba el rompedor primer Twingo, pero poco a poco nos damos cuenta que el ADN Renault está ahí, y que los materiales de calidad y las soluciones ingeniosas siguen teniendo su importancia. Así, en la parte exterior, el diseño es bastante agresivo, con línea bastante sinuosas en la delantera, y algo menos acertadas quizá en la trasera. Sin embargo, la posibilidad de personalizar en cuanto a colores y ornamentación el exterior da bastante juego, y sobre todo, lo hace a un precio módico.
Por dentro la disposición si es algo más peculiar, aunque mucho más suavizada que el modelo desde el que parte, que tenía el desenfado y la ruptura con la norma como claves básicas en su concepto. Aún así, Renault ha optado por una disposición de elementos bastante heterogénea, con el cuentakilómetros digital y los testigos en lo alto de la consola central y el cuentarrevoluciones, aislado, justo detrás del volante, con un diseño que nunca me suele gustar pero que en este caso no me molesta en absoluto, es más, lo veo hasta acertado por su intento de continuar un poco con lo irracional del primer modelo.

El interior es muy limpio, muy aseado, obviando lo superfluo, ya que el conjunto no llega a la tonelada de peso, y eso es de agradecer. Los asientos no son los más cómodos del mundo. La posición de conducción, bastante elevada para mi gusto, tampoco. El volante me parece algo grande y no me gusta que el indicador del intermitente no distinga entre derecha e izquierda y suene tanto. También son evidentes los plásticos duros en el salpicadero, pero de verdad que todo esto se convierte en anecdótico cuando compruebas la calidad, no sólo visual, que desprende todo el conjunto. Habituado a que los fabricantes ‘rateen’ todo lo que pueden para ajustar precios, es increíble comprobar cómo Renault logra una calidad de marcha un confort increíble para el tipo de coche que estamos hablando. El cambio es prácticamente perfecto, con una palanca que se mueve sin esfuerzo y con recorridos cortos y concisos resulta casi imposible fallar un cambio. La dirección es precisa y bastante firme. La entrega de potencia no tiene saltos y los 1 caballos del motor Tce 1.2 son una auténtica delicia. El tarado de las suspensiones es bastante firme para tratarse de un coche del segmento más pequeño y la suavidad a la hora de rodar, sea en ciudad o fuera de ella es insuperable en coches similares. Obvio que el precio es un pelín superior, pero es que muy pocos, por no decir nadie, te ofrece un coche pequeño, de 3,60 metros, con 100 CV y con un tacto tan fino como este. ¡E incluso tiene una versión mucho más sport con 130 caballos!

Así, dicho de corrido, parece poca cosa, pero os aseguro que la impresión general de este coche es más que notable. Para darle el toque informal y atrevido, además de las pegatinas y los colores del exterior, en el interior también se pueden poner detalles y elementos, tanto en tapicería como en demás sitios, a juego con el color exterior.
El Twingo tiene los inconvenientes de todos los coches de tres puertas, aunque para ello Renault ha montado unos asientos delanteros con unas palanquitas que enseguida desplazan toda la pieza hacia adelanta para facilitar en alguna medida la entrada a las plazas traseras. El coche está homologado para cuatro plazas, y dos adultos de metro setenta podrán viajar sin problemas, con espacio de sobra para las piernas, aunque el respaldo está bastante recto para nuestro gusto. Los 230 litros de maletero son bastante decentes para el tamaño del vehículo, y las posibilidades de carga aumentan cuando los dos asientos traseros y el del copiloto se doblan completamente hacia adelante y facilitan la introducción de objetos de hasta dos metros de longitud.

A lo mejor los 11.000 euros de esta versión pueden parecer un precio elevado, pero es cierto que los 100 caballos no son moco de pavo, dando una sensación bastante racing por el posicionamiento y graduación de las marchas, obteniendo cifras de aceleración más que notables. Renault nos ofrece en gasolina versiones de 75, 100 y 133 CV, pudiendo optar en la primera motorización por cambio manual o automático. En el primero de los casos, el precio de acceso, ofertas aparte, es de 9.000 euros. En diesel, el dCi de 65 y 85 caballos, son las opciones, siempre mucho más austeras. Aunque si no vas a hacer muchos kilómetros, los gasolina no son una mala opción, ya que los 40 litros del depósito, en uso normal, dan para algo más de 500 kilómetros, con lo que el consumo medio no es demasiado elevado. Por cierto que en este apartado si hemos echado en falta en el acabado Dynamique un ordenador de a bordo que nos chivase el consumo real del coche.
Nuestra unidad de prensa venía equipada con el doble techo panorámico, aunque sólo el delantero es practicable. La luminosidad, en todo caso, es otra baza más para luchar por ofrecer una mayor sensación de espacio. También montaba el sistema de luces automáticas, aunque en la piña de activación de luces no venía marcada. Lo que no nos gusta, en los tiempos que corren, es que ni en estos coches el ESP sea aún de serie en toda la gama.

En cuanto a estabilidad y posibilidades ruteras, está claro que con menos de mil kilos de peso y cien caballos de potencia las opciones se multiplican. Si ya de por sí el Twingo es un urbanita insuperable, en desplazamiento de medias y largas distancias también tiene su chance. No desmerece en nada al Clio en cuanto a aplomo en carretera, y a ritmos legales el ruido aerodinámico no es para tirarse de los pelos. Las suspensiones ya dije que eran cómodas y confortables a la par que firmes, y la seguridad que da la pisada, a pesar de montar llantas de acero de 14 pulgadas era increíble, un ‘si no lo veo, no lo creo’. Sin embargo siempre hay cosas que pulir. Por ejemplo, el lugar donde se ha puesto el botón para activar el limitador de velocidad, que es el mismo que la velocidad de crucero, está muy abajo y es fácil confundirse y activar el uno por el otro por error al estar en la misma tecla. Tampoco nos ha entusiasmado el tacto de los frenos. Nos han parecido bastante esponjosos y mejorables, especialmente los tambores traseros. Nuestra unidad tampoco tenía luz en el maletero, con lo poco práctico que es eso. Sin embargo, para el espacio limitado que hay en el habitáculo, hay bastantes huecos, uno especialmente grande tras el volante y el cuentarrevoluciones, aunque no tiene tapa. Los elevalunas no son de un solo toque, y es un poco lata el que no se puedan bajar en un solo movimiento, pero está claro que hay que ser consciente de que te compras un coche con el que te puedes mover como pez en el agua en la ciudad y puedes aparcar, doy fe, casi en cualquier sitio.


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